miércoles, 10 de noviembre de 2010

Tashkent

Hoy ha sido un día de visitas por los lugares más significativos de Tashkent, que significa ciudad de piedra.

Elena nuestra guía y Sasha nuestro conductor, nos recogieron a las diez en nuestro hotel, Le Grande Plaza.

Lo primero que hemos visto ha sido un conjunto arquitectónico formado por una madrasa, una biblioteca, una mezquita y un mausoléo en una gran explanada. Elena nos ha dado una cantidad de información imposible de almacenar en nuestras cabezas.

Después, Sasha y Elena nos han llevado a una madrasa de las diez que hay funcionando en Uzbekistán, está junto a un mercado con muchos puestos de ropa típica, sobre todo una especie de abrigo largo sin botones con pinta de abrigar mucho, pero el día no estaba para abrigos, hoy lo hemos pasado en manga corta, una temperatura primaveral, ropa elegante para bodas, etc. También había una parte donde sólo había puestos de verduras, frutas, etc.


En otro edificio sólo había especias y hortalizas ya preparadas para consumir, como zanaharorias y remolachas ralladas en tiritas muy finas.


También hemos visto azúcar en grandes cristales, muy curioso.


A la salida del mercado visitamos una mezquita muy sencilla, que fue reconstruida recientemente tras su destrucción después de unas revueltas políticas. Sin ornamentos de ningún tipo y con tres cúpulas sencillas.


Hora de la comida. Vamos a comer a un restaurante con una terraza junto a un canal, cervecita y plato de carnes variadas, pincho de ternera, una especie de morcilla de cordero, hoja de parra rellena de carne, albóndiga, otro rollito de una pasta relleno de carne picada y algo de verdura a la plancha. Todo especiado sin picante, muy bueno.

Después de este descanso cruzamos una avenida por donde podemos y vamos a la plaza de la independencia. En Tashkent las avenidas son muy anchas y largas, tres carriles en cada sentido. La plaza curiosamente está cerrada pero Elena habla con los vigilantes y podemos pasar. Estamos en la plaza más grande de Uzbekistán nosotros sólos. Lujo asiático.

Hay varios monumentos, uno de ellos es un homenaje a las madres que han perdido un hijo en la guerra. En otro lado hay una galería con libros de hojas de metal donde están escritos los nombres de todos los uzbekos muertos o desaparecidos en la segunda guerra mundial.



La plaza en sí podría ser un parque por la extensión que tiene y la gran cantidad de jardines tan cuidados que tiene, así como arboledas y fuentes de gran tamaño. Vemos otro monumento, en esta ocasión es otra mujer amamantando un bebé, ese bebé es Uzbekistán y significa todo el futuro que tiene el país por delante.

Junto a este monumento se encuentra el senado, un edificio descomunal en extensión frente a otros edificios también muy grandes. Pasamos bajo una pasarela con esculturas de cigüeñas que en Uzbekistán simbolizan la paz.


Después de este paseo nos dirijimos cruzando por en medio de otra avenida o calle, no se que era porque todas las calles son enormes y con muchos árboles, hacia una plaza también enorme, con jardínes, donde es encuentra la estatua del fundador de Uzbekistán, Tamerlán para los europeos y Amir Timur para los uzbekos. Aquí nos quedamos un rato tomando el sol y descansando.

Junto a esta plaza se encuentra el museo de la disnastía fundada por Tamerlán que visitamos después. Para terminar vamos a un museo de tradiciones donde hay diferentes tipos de tejidos, bordados, trabajos en madera e instrumentos musicales, mi parte favorita.

Elena nos deja en el Hotel para que descansemos un rato antes de cenar. Cuando llegamos al restaurante en de enfrente llamado 'XXX', llegaban unos novios en limusina 4x4 a la puerta. Los recibian con unas vuvuzelas gigantescas, en realidad son unas trompetas uzbekas parecidas a las trompetas tibetanas, sólo que rectas. El restaurante de ellos parecía una discoteca, el nuestro lo era. Bueno no exactamente, lo que ocurre es que hay música en directo mientras la gente cena, bailan sueltos y agarrados, porque hay música lenta, y en general se lo pasan bomba comiendo, bebiendo y bailando. Nosotros estábamos en un pequeño reservado con sofás en lugar de sillas, como en el salón de casa pero en miniatura, viendo el espectáculo.

Volvemos al hotel y nos despedimos de Sasha que nos deja. Mañana nos recoge el conductor que nos acompañará el resto del camino.

2 comentarios:

  1. Que pena lo de los sofás, Pedro. Lo que sufrirías viendo la pista de baile sin poder pisarla. Debes estar disfrutando mucho bailando suelto por los bares de Uzbekistán. Besos desde la envidia más envidiosa.

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