lunes, 29 de agosto de 2011

Islandia. Viaje fotográfico

Hoy leyendo una entrada de un a gran fotógrafo como es John Paul Caponigro me entero de que ha hecho un taller de fotografía en Islandia y desde luego que no ha podido elegir un sitio más fotográfico.

Me ha hecho recordar un día que nos encontramos con una excursión de fotógrafos, un autobús entero de gente cargada de cámaras, quizás era él fuera el monitor.

Una de las cosas que más me ha gustado de la entrada, es una frase de Marcel Proust: El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes sino en tener nuevos ojos.



jueves, 25 de agosto de 2011

Islandia (día 14)

Último día en Islandia. Nos da mucha pena tener que irnos ya de un país que nos ha gustado y sorprendido tanto y que se acaben las vacaciones. :-(

Hoy dedicamos las pocas horas que nos quedan a pasear y ver los últimos rincones de Reykjavik. Es un gusto que no hayan llegado las franquicias y cadenas y las tiendas, restaurantes y bares de todo tipo tengan su propio estilo y personalidad.





Por un error, no sabemos todavía muy bien de quien, llegamos un poco tarde y bastante agobiados al aeropuerto, pero, como no podía ser de otra manera, al final cogimos nuestro vuelo y tuvimos la suerte de que había sitios libres en la clase business y nos colocaron allí, en unos asientos XXL, con comida bebida y auriculares gratis. No tuvimos que sacar nuestros últimos sandwiches de salchichón.

Volveremos.

Islandia (día 13)

Después de nuestra trepidante subida al Snæfellsjökull necesitábamos un descanso y nada mejor que un baño relajante, calentito y mineralizado en Blue Lagoon. Tuvimos la suerte de que lloviera y la sensación frío/calor fue una pasada. Salimos arrugados como garbancitos en remojo.



Por la tarde, paseíto por Reykjavic. No es una ciudad monumental pero tiene su punto, muy chula para pasear. Los árboles ya se estaban preparando para el otoño con sus abriguitos de lana.


Y paseando, paseando nos topamos con esta ¿catedral? que se ve desde todos los sitios.


miércoles, 24 de agosto de 2011

Islandia (día 12)

Estamos cerca del centro de la Tierra, o al menos de la entrada. De camino al volcán Snæfellsjökull, nos encontramos con este pedazo de fractura en esa masa rocosa, que parece esconder algo.


Y si que esconde algo, una cascada.


Más adelante nos encontramos con un acantilado basáltico con curiosas formaciones.




En otro lugar de la misma costa nos encontramos con esta pared de roca retorcida de una cueva junto al mar.


Y siguiendo nuestro camino al Snæfellsjökull, en una playa, a lo lejos, estas rocas y al ladito un faro que parece minúsculo.


Por fin llegamos al volcán después de una subida durísima.




Para la próxima bajaremos al centro de la Tierra.

domingo, 21 de agosto de 2011

Islandia (día 11)

Iniciamos la ruta al sur, camino de Reykjavik.


Para ahorrarnos unos kilómetros de pista de tierra nos montamos en un ferry, donde nos volvimos a encontrar a los franceses que recogimos en autostop.


El ferry nos deja en la península de Snæfellsnes.


Paseando por la playa nos encontramos con esta familia de pájaros.


Y estas focas pasándolo pipa en el agua, tan cerca que las oíamos respirar.



Y para mañana dejamos la excursión al glacial Snæfellsjökull.


Islandia (día 10)

Hoy es un día lleno de sorpresas, otro, para empezar íbamos por la carretera y llamó nuestra atención un cartel que indicaba: focas a 200 mts. y allí estaban.


El día estaba frío y lluvioso.



Así que para entrar en calorcillo nos tomamos un bocata de pan de zanahorias y un café en una cafetería muy acogedora donde se congregaban los más modernos de los fiordos.


Las condiciones climatológicas adversas nos llevaron a recoger a unos cuantos autoestopistas. Primero a un chico rubio con cresta y gafas de pasta rosa fosforito que era arquitecto y estaba trabajando en un proyecto de recuperación de un tipo de sauna tradicional de la zona y había ido a hacer la compra al super más cercano que estaba a 10 ó 12 km. Poco después recogimos a una pareja de franceses que llevaban tres haciendo autostop bajo la lluvia y a siete grados. Con ellos vimos esta cascada y pasamos un momento terrorífico. En mitad de una pista interminable de tierra, con el coche cargado de gente y equipaje empezó a sonar un ruido de hierros y alambres bajo el coche. Nosotros nos cagamos, pero los franceses que se vieron otra vez en la calle al rato de recogerlos, se descompusieron. Al final dedujimos que el ruido debía ser una piedra que se había metido en la llanta, ya que pude comprobar que no colgaba ninguna pieza del coche y el ruido desapareció.


El paisaje vuelve a cambiar y el negro de cenizas volcánicas se va mezclando con la arena blanca.


Y, como quien dice, a la vuelta de una esquina nos topamos con el primer barco de acero hecho en Islandia. Que ahora está embarrancado a pie de carretera.



Ya una vez llegamos al nuevo hotel disfrutamos de una playa inmensa y solitaria, como esta.


Un par de kilómetros más allá llegamos al punto más occidental de Europa.


Donde nos esperaban en un acantilado los últimos puffin (frailecillos) antes de marcharse a lugares más cálidos.





Y ya con los ojos cansados de ver tantas cosas, nos encontramos con un atardecer eterno que pintaba el cielo, el mar y la arena de rosa, violeta, naranja..., nos sentíamos como si andásemos dentro de un cuadro.



lunes, 15 de agosto de 2011

Islandia (día 8)


Hoy se ha levantado el día frío. De camino al nuevo destino, los fiordos del oeste, pasamos por un museo al aire libre donde visitamos un pequeño pueblo con casas hechas con turba.




Ha sido muy interesante ver como vivían estos islandese en una especie de comuna semisubterránea, ya que vivían varias familias y el cura en la mismo lugar.

Después, para quitarnos el frío nos tomamos el café y el pastelito de rigor. En este caso pastel islandes de bodas.


Después nos dirigimos al fin del mundo pero antes pasamos por una pequeña iglesia, también cubierta de turba.


Y a partir de aquí... el fin del mundo. En Islandia hay poca gente, pero en los fiordos del este no hay prácticamente nadie, eso sí, es muy bonito, ves caballitos, ovejitas, playas bucólicas, millones de pájaros, gaviotas, cisnes, patos, gansos, golondrinas marinas y otros muchos que no sabemos que son.





Para terminar y entrar en calor, aunque sin fotos, nos fuimos a la piscina municipal que es descubierta pero con agua caliente y es un gustazo estar con el cuerpo calentito y la cabeza fresca. Lo peor es entrar y salir del agua.

Islandia (día 9)

Seguimos en el fin del mundo, aquí la gente está un poco loca, decora los jardines con cosas muy raras.


Y pone las bañeras en cualquier sitio...


Pero es todo tan bonito...